El fin de semana ha sido intenso, juntarse con la gente del barrio, hablar de la situación actual de cada uno…
Mientras escuchaba
sus historias, pude observar un
sentimiento, una actitud generalizada, y es, la tristeza.
Antes no éramos así, si comparamos simplemente cómo éramos o lo que hicimos hace un año, da vértigo ver cómo han cambiado las cosas.
Antes no éramos así, si comparamos simplemente cómo éramos o lo que hicimos hace un año, da vértigo ver cómo han cambiado las cosas.
Hace unos años, en un seminario que hice, comenzaron con una definición, La salud según la OMS,
La Salud no es solo “El Estado de
completo bienestar físico, mental y social; y no solamente la ausencia de
enfermedad, sino también, la capacidad que tiene el ser humano de adaptarse al
cambio”. Sino tienes esa flexibilidad, terminas enfermando.
Y esta situación está trayendo lo peor de nosotros, la ira, el odio, el enfado, la irritación, la mala educación… Una de mis amigas, que en teoría es la que mejor vi de ánimos, y no es porque su situación sea mejor que el resto, de eso nada, se diferenciaba por su actitud, me decía: hay que adaptarse al cambio, ¿qué voy hacer? ¿pagarlo con los demás?.
Y esta situación está trayendo lo peor de nosotros, la ira, el odio, el enfado, la irritación, la mala educación… Una de mis amigas, que en teoría es la que mejor vi de ánimos, y no es porque su situación sea mejor que el resto, de eso nada, se diferenciaba por su actitud, me decía: hay que adaptarse al cambio, ¿qué voy hacer? ¿pagarlo con los demás?.
Ha habido comportamientos, contestaciones en el fin de
semana que no me han gustado nada, pero no lo voy a tomar en cuenta, porque
entiendo la situación de cada uno, ¿entiendes tú la mía? Entonces, no lo
paguemos con el que tenemos al lado, estamos en el mismo barco del cual tenemos
todos que remar en la misma dirección, si seguimos haciéndolo al libre albedrío, cada uno individualmente, entonces, no habrá rumbo para nadie.
¿Remamos juntos?